Los aerosoles tienen ventajas en áreas donde el sistema de bombeo tiene limitaciones obvias. Siempre que surge el tema de la pulverización, las bombas se han defendido a menudo como una "opción de pulverización". La tecnología de bombas es conocida como la precursora del principio de aerosol. Entonces, la cuestión de si usar aerosol o bomba no es tanto una decisión general como una basada en el producto. El sistema de bombeo no permite una distribución uniforme del producto y solo le permitirá aplicarlo en forma húmeda. Eso está absolutamente bien para algunas aplicaciones, pero no para pintar. El argumento de que los recipientes de bombeo contienen 100% de ingredientes activos no puede apoyarse, a menos que se cuente el solvente o el agua como ingredientes activos. Esto se debe a que, a diferencia de los aerosoles, las bombas no forman el clásico “aerosol” (suspensión de partículas finas en el aire), sino que dispensan nubes irregulares de disolvente activo de húmedo a húmedo. Además, las bombas no pueden garantizar una presión alta constante hasta que finalmente se vacíe la lata. Debido a estas consideraciones técnicas, la pintura se aplica mejor con una lata de aerosol clásica.